Noche, niebla, relámpagos, lluvia...
Pareciera no existir otra cosa
con la cual inspirarme o suicidarme.
Entono un canto que habla de muerte,
que habla de vacío, de fin, de olvido,
de pérdida, de fracaso... De quererte.
Grito versos escritos por la soledad,
lloro ausencias provocadas por tu suicidio.
Sufro el hastío que me dió tu encierro indiferente,
y comprendo que vvir entre esta niebla,
los relámpagos y la lluvia con sus gotas de vidrio,
no pueden más que lograr un fulgor que tiembla
en un tímido ritual de angustioso alivio.
Lentamente te voy desechando,
te voy dejando entre las cálidas espirales
de una realidad que quiere retornar siempre
pero sólo logra postergarte hasta que clames
con la fuerza con que clamó mi corazón, un día,
que le dé fin a este poema
y a tu vida, Muerte!
De "El Eterno Retorno"
1 de Agosto de 1995 - 23:10
Rolando Bourdette

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